lunes, 23 de enero de 2017

Identidad Ocupacional ...¿qué es?

El desarrollo de la identidad ocupacional

El concepto de identidad ocupacional se refiere a la imagen que una persona tiene de sí misma como ser ocupacional (Pellegrini, 2015).

Charles Christiansen (1999) señala que la participación en las ocupaciones facilita el desarrollo y construcción de nuestra identidad. Este autor afirmó que los seres humanos expresamos nuestra identidad a través de ocupaciones que dan significado a nuestra vida. La identidad ocupacional forma parte y a su vez es formada por nuestras relaciones con otras personas; está ligada a lo que hacemos y a la interpretación de aquellas acciones en el contexto de nuestra relación con otros; provee y da significado a nuestra historia de vida.
Sabemos que el ser humano es un ser ocupacional y que la ocupación es el principal medio para desarrollar y expresar la identidad.

Esta identidad ocupacional incluye un compuesto de:
·         el propio sentido de capacidad y eficacia para hacer,
·         tener metas ocupacionales,
·         poder reconocer un estilo de vida ocupacional deseado,
·         aceptar responsabilidades,
·         reconocer habilidades y limitaciones personales,
·         tener compromisos,
·         identificar las obligaciones de los roles y tener intereses,
·         reconocer cosas que uno encuentra interesante y satisfactorio hacer,
·         un sentido de rutinas familiares de vida.

De la historia de cada persona, la identidad incluye poder identificar el nivel de efectividad que sintió al desempeñar ocupaciones, el haber podido encontrar significado y satisfacción con el estilo de vida y haber realizado elecciones ocupacionales. Estos elementos se acumulan con el tiempo y se convierten en parte de la propia identidad.

Por lo tanto, la identidad se construye con el hacer y refleja experiencias vitales acumuladas que están organizadas en un conocimiento de quién ha sido uno y da un sentido de la dirección deseada y posible para el propio futuro. Kielhofner (2004) sostiene que la identidad ocupacional sirve tanto como medio de autodefinición y como un proyecto original para la acción que viene.

Estas evidencias sugieren que la identidad está representada en un continuo que comienza con la autoevaluación y se extiende hacia los elementos más desafiantes de aceptar responsabilidades para la vida y conocer lo que uno desea de ella. Por lo tanto, se puede sostener que la identidad comienza con el autoconocimiento de nuestras capacidades, destrezas e intereses a partir de la experiencia pasada y presente y se extiende para construir una visión del futuro, basada en los valores de cada persona.

La Terapeuta Ocupacional Elizabeth Yerxa (1998) ofrece una guía de preguntas facilitadoras para poder conocer la identidad ocupacional de una persona. Estas incluyen:
·      ¿quiénes somos como seres ocupacionales?
·      ¿qué ocupaciones realizo diariamente?
·      ¿cuál es mi pasión en la vida?
·      ¿en qué forma lo que hago moldea quién soy?
·      ¿cómo la imagen de mí mismo influye o afecta mis ocupaciones y mi estilo de vida?
·      ¿mis experiencias y ocupaciones son moldeadas por mi cultura?

Pueden sumarse todas aquellas preguntas que faciliten construir y expresar la imagen que uno mismo tiene sobre su desempeño ocupacional, por ejemplo:
·         ¿para qué soy bueno?
·         ¿qué cosas me gustan y cuáles me disgustan?
·         ¿qué cosas me cuestan?
·         ¿cuándo necesito ayuda y para qué?, etcétera.


La identidad, entonces, nos acompaña desde el nacimiento y se construye y desarrolla con la experiencia. A través de lo que realizamos construimos identidad. Por ello, es importante considerarla e integrarla en el razonamiento clínico del terapista ocupacional.

La identidad es lo que permite que alguien se reconozca a sí mismo. En consecuencia, la identidad personal es aquello que nos define como individuos. Tenemos consciencia de la identidad, porque tenemos memoria, sin ella sería imposible nuestro propio reconocimiento. De hecho, cuando alguien pierde la memoria los terapistas ocupacionales facilitan el fortalecimiento de la identidad a través del recuerdo de sus historias de vida y sus ocupaciones.

Es importante saber que para poder tener un criterio de identidad personal es necesario desarrollar el concepto de intimidad, el cual se adquiere en la infancia cuando poco a poco el niño aprende a distinguir entre la idea de yo y los demás. Cuando se consolida la noción del yo, la persona ya puede empezar a comprender quién es. Pensamos y observamos lo que nos rodea externamente y paralelamente estamos en un cuerpo, con unos sentimientos e ideas en relación a nuestro interior. Es una especie de diálogo íntimo con nosotros mismos.

En otro sentido, construimos una identidad realizando ocupaciones y por la pertenencia a una familia y a un grupo social. Nuestra individualidad se comparte con los demás y los factores externos acaban determinando la percepción individual sobre quienes somos. La nacionalidad, la lengua y las tradiciones son rasgos culturales que son interiorizados por cada uno de nosotros.

Entonces podemos sostener que la identidad de una persona se refiere a todas las características que la persona tiene que la hacen ser ella misma. Es un constructo que la persona tiene en cuanto a quién es, que le gusta hacer, que le agrada comer, que le disgusta entre muchas otras ideas. El hacer cotidiano facilita la identificación de esas características personales. También incluye la percepción o imagen de sí misma (por ejemplo, capaz o incapaz) y los grupos sociales a los que elige pertenecer o a los que rechaza.

El proceso a través del cual se desarrolla la identidad de un individuo forma una parte importante del proceso general de desarrollo. Desde la infancia, la persona busca saber quién es, que puede y que quiere, sin embargo, en el período de la vida que se asocia más con la búsqueda de identidad es la adolescencia.

En la clínica de terapia ocupacional, podemos pensar en las personas asistidas luego de un accidente o cuando se sienten controlados por la propia enfermedad experimentan una falta de conocimiento que interfiere en el tratamiento y recuperación. La ocupación utilizada en los espacios de terapia ocupacional, graduada y adaptada para el desempeño autónomo de la persona, es la prioridad para construir identidad, una nueva identidad basada en la historia ocupacional, pero sabiendo que el hacer cotidiano de hoy es la oportunidad de la construcción exitosa de una imagen de uno mismo como ser ocupacional. La construcción de la identidad es lo primordial en el espacio cotidiano de la terapia.

Entonces las actividades, ocupaciones y tareas tienen varios significados y metas …

¿Qué piensan? ¿Los terapistas ocupacionales tenemos en cuenta estas dimensiones del poder de las ocupaciones en los espacios de la terapia?


Los espero para compartir juntos ...
Saludos a todos! Mariel